Por: Eudys Moreta.
A Mamá Tingó.
Fueron traídos a la fuerza
desde el mismo origen del África ardiente.
Esos hombres que,
sufrieron y poblaron las tierras americanas
tiñeron de rudeza la estirpe que les precedió
llenando de deseo la pradera
de libertad, amor y trabajo
genuinas defensoras de la verdad.
De ahí, nació Florinda Soriano.
Su nombre fue la semilla que cayó en tierra fértil
encendiendo el campo con aquella idea libertaria:
“la tierra es ...
de quien la trabaje y produzca frutos".
Su convicción fue firme:
¡antes muerta que de rodilas ante el opresor perverso!
Cruzó al cielo antes de tiempo
con la dignidad en la cara.
Abandonó la tierra como un relámpago
pero su sangre sigue abriendo las ventanas al sol
de pie ante la historia.
Quienes la mataron creyeron que moriría
bajo la ocurrencia de la oscura noche
mas,ha sido lo contrario.
Se fertilizó su nombre eternamente
bajo el seudónimo de Mamá Tingó
convirtiéndose en la mujer más rutilante
de toda la América antillana.
Hubo un momento que,
por ti quise llorar
mas, me contuvo un nudo en la garganta.
En vez de salirme un alto llanto,
surgió de lo más profundo de mi corazón,
un dulce salmo que se convirtió en canción,
al pensar en tu fragilidad de dama
y la impotencia que debiste haber sentido
por ser mujer y estar desarmada,
frente a los insanos de almas feas.
¡Te mataron, eso creyeron!
Pero, ese mismo día
naciste en el espíritu de cada uno de los ciudadanos
que defienden tus ideales ante el Titán perverso...
Con la rudeza que caracteriza tu estirpe:
hombres y mujeres plantados,
con la dignidad de tu rostro y el espíritu fiero
como tambores celestiales.
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